Tejeduría

El proceso de tejeduría requiere un control preciso del aire, para lograr una gran calidad del tejido a un alto rendimiento productivo. Los telares modernos trabajan cada vez a velocidades más altas, generando a su vez una gran cantidad de polvo y pelusa durante su operación. Al mismo tiempo se libera a la sala el calor desprendido por los telares en funcionamiento. Además, los telares requieren de una adecuada lubricación para trabajar a altas velocidades, desprendiéndose pequeñas partículas de aceite volátiles durante el tejido. El ambiente de la sala ha de ser controlado en dos áreas diferentes de forma individual.

Un número determinado de renovaciones del aire en la zona ocupada por el propio telar serán necesarias para asegurar un nivel óptimo de limpieza en la urdimbre, así como el suministro de aire con alta humedad, para asegurar la resistencia del hilo y para evitar cargas electroestáticas, reduciéndose así el número de roturas en el tejido y aumentando consecuentemente la producción.

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